NO TE DEJES ATRÁS A TU DUENDE FAMILIAR
Mi abuela aseguraba que durante el tiempo que permanecemos en un lugar, si hacemos de él nuestra residencia habitual, se instala en ese espacio, con nosotros, un duende especial, un duende que entra a formar parte de la familiar y que es el encargado de proteger a quienes viven bajo ese techo.
Al mudarnos a otro domicilio, hemos de tener la consideración de llevar a ese miembro de la familia con nosotros, de trasladarlo, para que siga compartiendo nuestras vidas y cuidándonos.
Si el traslado es en una distancia razonable, lo más fácil es el último día, cuando ya hayas retirado de la casa que dejas todo lo que vas a llevarte a tu nueva vivienda, prender un velón naranja dentro de un recipiente de cristal, dejarlo un rato en el medio de la casa y conjurar al duende para que, guiado por su luz, te acompañe, y llevar esa candela encendida a la vivienda nueva.
Para conjurar al duende usa palabras cálidas y cercanas como:
“Has compartido con nosotros nuestras inquietudes, nuestros deseos, alegrías y tristezas, nos has cuidado y eres parte de esta familia, por eso te pedimos que nos acompañes a nuestros nuevo hogar y sigas con nosotros, cuidándonos siempre.”
A mí me ha tocado ya hacer esta pequeña ceremonia varias veces para mi o para mis amigos, y hemos buscado siempre un momento discreto para no tener que dar explicaciones, a menudo madrugando o trasnochando, para hacerlo.
Si, como es normal, el traslado es en coche, hay que ir con cuidado, sin prisas y entre dos personas, para que una lleve la vela y la otra persona conduzca.
A mi estas cosas me divierten y cuando me toca hacerlo, sigo hablando con el duende todo el camino, contándole a dónde vamos y el por qué de ese traslado.
Supongo que esa vela es un símbolo, sea o no un duende el que se viene con nosotros, lo cierto es que esa es la manera de llevarnos la energía positiva de ese lugar dejando atrás, si la hubiera, la negativa.
Y para distancias largas en las que, lógicamente, no puedas llevar la vela, usa piedras o cristales de colores en una cajita. A los duendes, creo que ya lo hablamos alguna vez, les encantan las piedras de colores.
Deja la cajita abierta en el centro de la casa y di las mismas palabras convocando al duende. Ciérrala despacio y llévala contigo, no la abras hasta llegar a tu destino.
Otra de las cosas que mi abuela decía es que nunca debes llevarte, cuando vayas a una casa nueva, las cosas de limpieza. Los objetos de limpieza no deben llevarse cuando te cambias de casa o de local de negocio. Se considera de mal agüero, ya que es como llevar la parte negativa y sucia de un lugar a otro.
Déjate atrás todo lo que tenga que ver con suciedad. Estrena todos los pequeños enseres domésticos. Como escobas, plumeros, fregonas, cepillos… Incluso los cepillos de dientes.
Y antes de instalarte en tu nuevo hogar, límpialo a fondo. Aquí mismo ya te he dado alguna receta de las que mi abuela usaba para ese fin, ¿recuerdas? Quemar ortiga, ruda y un poquito de incienso, es una receta muy sencilla y muy práctica.
Si lo quieres hacer perfecto, elige una buena Luna. La mejor, Creciente o Luna Nueva.
Mi abuela decía que era mejor empezar bien las cosas que tener luego que enderezarlas…
En mi tienda tienda trabajamos varios rituales de limpieza de lugares basados en la tradición, y también este perfume de Duende Familiar, tal y como lo preparaba mi abuela:
(La ilustración de la entrada de hoy es de Ivan Slavinsky.)
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