RECETA CASERA DE LA ABUELA: PUNTADAS MÁGICAS.
No sé si recuerdas esta curiosa receta de mi abuela…
Mi abuela tenía para casi todo un plan de emergencia. Lo que hoy llamaríamos un plan “B”.
Decía que con una aguja y un trozo pequeño de tela se podían hacer hechizos y ataduras.
Por eso llevaba siempre en su bolso, entre otras cosas, una pequeña cajita con agujas, hebras de hilos de todos los colores y pequeños trocitos de tela blanca, (casi siempre de sábanas que se habían roto con el uso, porque ella había vivido tiempos difíciles y nunca tiraba nada).
La clave está en que, según sus teorías, tres puntadas sobre lienzo blanco, (pinchar y sacar la aguja tres veces) con el hilo del color adecuado atan, de manera provisional y rápida, algo, en espera de poder hacer remedios más contundentes.
Recuerdo habérselo visto hacer en la playa, en la calle, en cualquier sitio, para controlar una enfermedad de la que acababa de enterarse, para parar la mala intención de alguien con quien se acababa de cruzar o para callarle la boca a alguna de aquellas cotillas que tanto la criticaban.
Contaba que, cuando algo se pone del revés, enhebrar una aguja con hilo negro y dar tres puntadas en uno de sus trocitos de tela blanca ayudaba mucho a que las cosas se enderezaran.
Tres puntadas y una única frase que empezaba siempre con la palabra:
“Ato…”
Ato – y seguía dependiendo del asunto con: la enfermedad, el dolor, las malas palabras, el miedo, la rabia de… y ahí mencionaba a la persona a quien iba dedicado su conjuro de emergencia.
Después de la tercera puntada dejaba la aguja en la tela, la envolvía en ella la depositaba dentro de la cajita.
No se qué hacía luego con ella, pero creo que la quemaba. Ella solía quemar los restos de las recetas mágicas que habían cumplido una misión.
Yo aun tengo la costumbre, en mis viajes, de llevar conmigo un trocito de tela blanca con algunos hilos y agujas. Y debo confesar que me han ayudado en más de una ocasión a parar a personas, situaciones o percances.
Ya sé que, como muchas de las cosas de mi abuela, no tienen forma de explicarse, pero funcionan.
Aquí os dejo, por si os apetece practicar alguna vez, los colores de los hilos que mi abuela usaba para cada ocasión.
Tres puntadas sobre lienzo blanco…
- Con hilo rojo para frenar enfermedades, miedos, ansiedades.
- Con hilo blanco para cortar discusiones, disputas y enfrentamientos.
- Con hilo malva para callar las malas lenguas y las críticas.
- Con hilo azul para suavizar las desgracias, los momentos de desánimo.
- Con hilo verde para darle la vuelta a quien te desprecia y que gire y cambie su parecer.
- Con hilo marrón para atar a los enemigos.
- Con hilo amarillo para cortar las mentiras y desenmascarar a los mentirosos.
Así que ya sabes, yo empezaría a practicar con el hilo malva o violeta. ¿Quién no tiene cerca a alguien a quien querría hacer callar?
Si te sirve, adelante.
A mí me ha servido más de una vez…
Elvira
mayo 18, 2020 9:42 pmHola,
Me encanta y me gustaría saber que se hace después de las 3 puntadas, se quema la tela con la aguja y después?
Muchas gracias!!
cosasdemeiga
mayo 23, 2020 2:10 pmHola Elvira, una vez quemado se desecha todo, incluida la aguja.