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Buscando a las hadas

BUSCANDO A LAS HADAS…

Era muy pequeña cuando me contaron que hay cuatro Atalayas y que cada una de ellas está habitada por unos genios especiales, creados por las deidades para hacer de intermediario entre ellas y los seres humanos. 

Esas entidades mágicas no deciden, no tienen criterio, van únicamente a donde nosotros las dirigimos con nuestro pensamiento y nuestra intención.

Aprendí que cada elemental, así se les llama a esas fuerzas, tienen una función especifica y hay que acudir a ellos dependiendo de lo que en cada ocasión necesitemos.

Si nuestra preocupación es por trabajo o economía, hemos de convocar a los gnomos, los genios de la Tierra. Si lo que vamos a pedir es fuerza o soluciones para alguna enfermedad, hablaremos con las Salamandras. Si el amor, o nuestras relaciones con los demás, son el motivo de nuestra evocación, las náyades o las ondinas son las indicadas para ayudarnos. Y cuando se trate de pensamientos, ideas, sueños o ilusiones, los genios del Aire son los que han de intervenir.

Los genios del Aire… Los silfos y las hadas.

Has de saber que esos genios son los encargados de llevar a donde corresponda, nuestros sueños y tratar, si no contradicen la ley, de devolverlos convertidos en realidades.

Es muy sencillo conectar con los genios del Aire, con las hadas.

A las hadas les encantan las rosas, los geranios, las hojas de hiedra, el tomillo, los tréboles, la verbena, la miel y los lazos de colores y que si quieres conectar con ellas debes acercarte a un río, en la parte más profunda de algún bosque.

Lleva contigo, en una cestilla pequeña de mimbre con algunos presentes, yo suelo poner en ella unos pétalos de rosa, un poquito de miel, piedras de cuarzo rosa, o amatistas, lazos de colores y alguna varita de canela.

Deposita la cestilla al pie de algún árbol cerca de la orilla y acuérdate: si llevas miel en algún frasquito, de destaparlo.

Has de escoger un día claro y con mucha luz, ya que las hadas temen la oscuridad, la lluvia y la noche. Formula la petición que quieras hacerles. Ellas atienden a todo, pero son especialistas en apoyar sueños y proyectos.

Quédate un instante con los ojos cerrados. Imagina un aleteo suave y cercano que acompaña al rumor del agua o a un lejano sonido de campanillas. Luego, muy despacio aléjate de ese lugar, sin mirar atrás.

Las hadas te seguirán para agradecerte tus regalos y para tratar de hacer realidad tu petición.

Es muy posible que, esa noche, sientas a tu alrededor su presencia y descubras en medio de la oscuridad puntitos luminosos…

Son ellas, no lo dudes… 

Imagina a las hadas como tu sueñas que son. Yo las imagino siempre como hace más de cien años las dibujó una mujer que, estoy segura, las vio alguna vez. La imagen que ilustra este texto es uno de los maravillosos trabajos de Ida Rentoul Outhwaite

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